En la noche brilla tu luz.
De dónde, no lo sé.
Tan cerca parece y tan lejos.
Cómo te llamas, no lo sé.
Lo que quiera que seas:
¡luce, pequeña estrella!


domingo, 26 de agosto de 2012

NANA DE LA HIERBA BUENA...



Martina Moreno Téllez, fue importante para mi, fue cobijo y arrullo, dulce de naranja agria y la risa más limpia que armonizó los ruidos del barrio de mi infancia, para ella es esta Nana que ahora escucho y con la que lloro en una habitación de Hotel en Guayaquil.
Esta es la Nana de mis recuerdos, la que cuida la que canta, la ternura, la cereza..


DE YERBAS Y DE FLORES
                                                               

                                                                                                   Nana de la hierbabuena
                                                                                                  yerbas de la buena Nana

               Meneses está lejos del mar. Pero mi barrio tuvo una bahía y cuando usted desembarcaba, viniera de donde viniera, allí estaba muertecita de risa, la Patrona del lugar más hermoso del mundo: Martina Moreno.
                Con ese nombre de cucarachita de cuentos, mi Nana nació para Madre Superiora, pero en Meneses no había Convento y a ella le dio por aprenderse  nombres de yerbas y de flores y lo mismo preparaba un tilo para los nervios, que un cocimiento de almácigo para el resfriado; también rezaba la oración de San Luis Beltrán y si en mi pueblo no supimos de  la mortalidad infantil fue gracias al empeño que ella ponía en curar el mal de ojos, la enfermedad más común de aquellos lares. Ella supo también la nota exacta de la carcajada, el punto de la sambumbia y del dulce de naranja y en días los días de ciclón todos corríamos a cobijarnos debajo de sus alas. Si algo fue  verdadero en la calle de piedras donde escribimos las primeras historias fue la mano de Nana y  su dulzura, su portal que era el balcón más alto de mi barrio, y de donde alcanzamos eclipses y arcoiris.
               Sin permiso abril se la llevó y estuve muy triste  hasta que Adriatna  me contó, en sueños, que su partida fue una fiesta, que, entre tantas flores, Nana parecía una reina en aquella cajita de zapatos  en que la devolvieron a la tierra.
               Me quedé con unas ganas enormes de regalarle un verso y una noche volví para encontrarla, Dianely me abrazó con tanto miedo, con tanta soledad y desamparo que comprendí que había llegado tarde para esa fiesta triste conque la despidieron.
             Le llevé a su tumba, aunque dicen que es malo, un gajito  con flores del nomeolvides blanco. Total, que vuelva cuando quiera, no perderé nunca la costumbre de buscarla cada mañana por la ventana de mi cuarto para sentir su voz anunciándome el día, nombrarla en el café, llevarle la primera fritura o un platico de atol, aún caliente y regalarle, por cualquier pretexto, un beso.
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 Y así, como recuerdo a Nana que es de esas verdades que me sostienen; recuerdo aquel día de agosto de 2007 en casa se Bea y Edu (entonces Onza no existía).
Yo tenía un libro nuevo y un sueño. "Canciones y palabras" se llama el libro y ese título resumía mi sueño: quería que mi verso fuera canción.
Fue entonces que Justo León empezó a musicar algunos versos y yo, a través de Bea, pedía a Maroto que compusiera alguna melodía para arropar mis versos.
Quedamos a cenar: Bea, Edu, Nines y mi madre (más que bien sostenido estaba entre tanta gente imprescindible) Maroto llegó tarde como una ráfaga y a penas le pedí lo que quería, abrió el libro, miró, se sentó al piano y como si hubiese conocido a mi Nana, posó sus manos en las teclas y la canción se hizo o estalló porque sólo recuerdo un nudo en la garganta y la cara sorprendida de mi madre, sus ojos como de niña, conteniendo emociones... (Nana fue la Nana de todos en  mi barrio)
Y ahora tengo más que un nudo en la garganta porque escucho a Beatriz Jiménez, mi Bea querida, cantándome una nana, mi Nana, trinando  para siempre en mis oídos y en mi alma,
Y mientras Bea canta yo recuerdo, recuerdo mi patio,  mi niñez de pueblo, a Nana y también  la nobleza de Carlos Cano, pero eso son charlas íntimas de amigos que, a pesar del Skype, siguen siendo privadas.
Ahora mi nana vuela como paloma y es luz t treno y trino en la voz de una de mis nanas nuevas.

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